Miro...
Al suelo.
Al cielo.
Al lugar donde antes dormía tu mirada.
Miro...
Sobre los tejados.
Bajo el asfalto.
Busco tu sombra sin descanso.
Miro, busco, rebusco entre huecos...
Y escucho tu silencio.
Y huelo tu ausencia.
Y saboreo las nubes que casi aporrean mi cabeza.
Miro...
Sigo mirando.
Todas esas miradas me son familiares. Epocas de soledad que sin saber el motivo, buscas y buscas sin saber el que. Y cuando quieres darte cuenta, resulta que lo que buscabas era a ti mismo. Para no sentirse solo.
ResponderEliminarMe he sentido muy identificado en muchos momentos de mi vida. Nunca lo habría explicado tan bien.
Un abrazo y gracias.