Iban y venían al son infernal marcado por los tambores.
Cada cual cumplía su función, arrastrando los pesados grilletes como buenamente podía y sin siquiera plantearse rechistar.
La última legislación laboral era clara a ese respecto.
X-37, miembro anónimo de la decimotercera escuadra del engranaje C de la cadena 56-A, adscrita a la sección L-1, se detuvo un instante para tomar aliento y pensó entre dientes: "Hay que joerse, ya ni el futuro es lo que era cuando aún no era presente".
Más claro agua. Rompamos los grilletes y una vez más gritemos ¡Viva la revolución!
ResponderEliminarUn abrazo
Ya estamos en ese estado de ratas de laboratorio. Pero, a diferencia de ellas, tenemos la capacidad de revelarnos, sólo falta la voluntad de organizarnos para juntas, destrozar el laboratorio.
ResponderEliminarMe uno a reivindicar la capacidad de cambiar.
Un abrazo
Ojala no sea ya demasiado tarde hasta para destrozar el laboratorio...
ResponderEliminarSaludos y gracias a ambos por vuestros comentarios.