Como cada noche, anoche danzaste abrazada a un rayo fugaz de Luna.
Como cada noche, te miré, te sentí, te inventé, te toqué sin tocarte... en la lejanía, en silencio.
Como cada noche, anoche me marché sin atreverme a comprobar si existías realmente.
Y como cada noche, acabé, sin poder evitarlo, dibujándote en la soledad de mi cama vacía.
Quizás esta noche descubras que yo sí existo y que soy algo más que una sombra emboscada entre las sombras.
Quizás esta noche haya más suerte.
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