Todavía tiene los pies en el suelo, pero esa extraña liviandad se ha ido extendiendo, imparable, entre sus tejidos, sus órganos y sus huesos.
La noche ha cumplido su función y ha deshilachado los finos lazos que le mantenían atado a este lado de la realidad.
En breves instantes se obrará, de nuevo, el milagro.
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